lunes, 15 de junio de 2015

TIPOS DE AJEDREZ - AJEDREZ EN LAS AULAS.


Cuando hablamos de Ajedrez en las escuelas todo  me suena bien, pero tras medio siglo de transitar por torneos, clubes y actividades relacionadas con el ajedrez, he tenido que aceptar que hay varios tipos de Ajedrez. 


Antes pensaba que solo existía uno: el de los torneos muy formales con al menos 2 horas para reflexionar 50 jugadas. Pero he visto muchas personas, a quienes no puedo juzgar, que su vida gira en las confrontaciones de partidas de 5 minutos, que no les interesan los torneos, ni ninguna otra actividad seria, dentro o fuera del ajedrez. Juegan partidas rápidas una tras otra, con irregular calidad, ya que en ocasiones ejecutan jugadas magistrales dignas de un gran maestro, pero en otras veces hacen jugadas que a un principiante le avergonzaría realizar en un torneo.


Ese ajedrez “blitz” tiene más similitudes con los juegos de azar que el poker o el domino. Por supuesto que es otro ajedrez, no el que se recomienda incluir en las aulas. ¿Pero los funcionarios que tomarán las decisiones saben la diferencia? Por lo general el ajedrez que conocen aquellos funcionarios con contacto superficial con el mundo del ajedrez, ven en el ajedrez un juego en que se piensa un poco para realizar una jugada. No saben que existe una teoría compleja y a menudo contradictoria sobre el juego, aunque si saben que hay muchos libros de ajedrez y que muchos personajes valiosos de la historia fueron muy aficionados al ajedrez. 


Saben que hay reglamentos, pero no conocen bien a bien cuales son las funciones de un arbitro en una partida de ajedrez y mucho menos saben que hay una manera de enseñarlo siguiendo sistemas que se fueron elaborando a través de la historia y que se avanzó terriblemente en ello durante el período de existencia de la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas que ellos conciben como Rusia… 
Muchos saben de argumentaciones sobre la importancia de practicar ajedrez, pero superficialmente, como todos sabemos que no es bueno el cigarro, aunque no conocemos particularidades ni puntos finos. Saben que el ajedrez es bueno, porque así lo han señalado destacados pensadores y educadores, que avalan esta afirmación. El ajedrez que conocen estos funcionarios no es el del blitz, ni el de torneo, es otro ajedrez, con un poco de ambos.


Hay un ajedrez que es el del comentarista deportivo, especializado en ajedrez o no, a quien le importa el suceso y transmitirlo. Tiene idea más o menos superficial de cuáles son los procesos con que los grandes maestros seleccionan sus jugadas, pero lo suyo es comentar si lograron seleccionar la adecuada y cuáles son sus resultados en los torneos.


Comentan partidas de grandes maestros tratando de que los lectores comprendan cosas que muchas veces están fuera del alcance de asimilación del propio comentarista.


Hay otro ajedrez, el de los analistas....


que buscan afanosamente los momentos de la equivocación para señalar lo que debió jugarse y demostrar, consciente o inconscientemente, que si no fuera por veleidades de la vida, él y no aquel jugador, debía competir en ese torneo, con ese escenario producto de la ilusión, contra ese jugador y con el éxito debido para recompensar su vida de frustraciones, en donde en lugar que hacer, relata lo que hacen los otros.


Muchos tipos de ajedrez. ¿Cuál es el que quieren promover en las aulas?
El Juego es pensar,no hacer una jugada rápidamente,pues lo importante no es la respuesta, es el proceso, donde se privilegia la imaginación al conocimiento, la creatividad a la memoria.En la escuela se da demasiada atención al conocimiento, a la información, al dato y menos al uso de todo ello para encontrar como satisfacer las demandas de una situación, de una manera cada vez mejor, no repetir recetas que han dado éxitos sino buscar nuevas recetas que den éxitos más completos.




El libre albedrío, el inconformismo, el pensamiento crítico lo entrena un cierto tipo de ajedrez, el ajedrez que duda, que analiza, que reflexiona, no el ajedrez rápido, sino el que sigue procesos y crea y renueva sus mismos procesos, el ajedrez que exige lo máximo de nuestro interior, el que no nos da la disculpa de la irreflexión, sino nos obliga a responsabilizarnos por cada una de nuestras acciones, pues se supone que las hacemos tras un proceso de reflexión, un proceso en que nos entregamos completamente.



Ese ajedrez que es de terror para algunos que no quieren hacerse responsables de sus propias acciones sino achacarlas a cosas externas, es el que debe entrar en las aulas. El ajedrez de compromiso, el que no acepta nada por dado, sino todo lo discute, todo lo trata de observar con nuevos ojos, el ajedrez de la maza y el yunque que tritura todo para crear lo nuevo. Ajedrez de procesos y evoluciones, el que pretende no dejar nada al azar, pero que sabe que tiene que tener la humildad de su poca capacidad para usarla como su primer escalón y cada vez esforzarse más.


No es el ajedrez de campeones sobre otros, sino de campeones sobre si mismos, el que no cree en trofeos y medallas, sino en la satisfacción de ver el día de hoy en el espejo un mejor ser humano que el que observó ayer.


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