lunes, 13 de diciembre de 2010

EL OGRO DE VERACRÚ.



"El ajedrez es la única manera civilizada de hacerle la vida imposible al prójimo.." dice Luis Ignacio Helguera en su libro PEON AISLADO, él que siempre fué tan educado como agresivo. Y en otra brevedad aforística suya que es al mismo tiempo una ficción súbita: "En zugzwang se dice en ajedrez cuando a uno de los contendientes no le queda sino esperar - con frecuencia cosas terribles - moviendo la misma pieza de un cuadrito a otro. En Zugzwang habría que decir que está uno como en esas tardes en que no queda sino esperar caminando de un cuarto a otro, mirando por la ventana esperando el azar del destino.
Jugaba Nacho muchas partidas en los torneos que organizaba con sus amigos en aquél club de Ajedrez llamado " Club Nabokov", un club itinerante que se reunía cada jueves en la  casa de alguno de sus integrantes y en ocasiones en el "Bar Covadonga". y también participaba también en muchos torneos nacionales, en Tlaxcala, Puebla, León y la Ciudad de México.
Todo empezó hace más de 15 años, allá por 1995, cuando los sábados por la mañana , en la cafetería de la vieja librería Ghandi de Miguel Angel de Quevedo, nos reuníamos para jugar Ajedrez un número creciente de escritores, aficionados y amigos: Daniel  Sada, Ricardo Cayuela, Nacho, el terrible Alberto McLean, Hugo Vargas, El pintor Gustavo Aceves, el traductor canadiense Gregory Dechant, Armando Alanís e Ismael un jugador de primera fuerza. Pronto se incorporarían a las reuniones Luigi Amara, Jorge Hernandez Tinajero, Ernesto Ramos, David, Bruno y más tarde otros cuates, como César Cravioto, hasta que al final el club, no contando con su alma principal - El alma de Nabokov, así como el peón es el alma del Ajedrez - acabó por desintegrarse.
Rondas de los Jueves: la danza de los trebejos de marfil y de las botellas de vino tinto, porque según reza la máxima rusa que Nacho cita en su libro, "El Ajedrez y el vino nacieron hermanos..."


Faltaría establecer la relación entre el Ajedrez y la literatura. Poe, Lewis Carroll, Nabokov, Zweig, Borges, Arreola, Lizalde, Sabines,Pérez-Reverte,Leñero, entre muchos otros, han sido seducidos por esta guerra infinita. ¿Porqué este misterioso pasatiempo que de acuerdo con Leibnitz es demasiada ciencia para ser juego y demasiado juego para ser ciencia, atrae de tal manera a tantos escritores? ¿Será porque cada partida, diferente e impredecible, tiene la posibilidad perturbadora de convertirse en  obra de arte?
El Ogro de Veracrú, como le bautizó Jorge Hernandez Tinajero en alusión al Ogro de Bakú - Garry Kasparov , de quién tambien se habla en el libro que he  estado comentando - era un jugador sólido, posicional, agresivo, a quien le gustaba aventar los peones hacia adelante durante la apertura y cuyo avance era a veces irresistible.
Cuenta Armando Alanis que él tuvo la satisfacción de ganarle algunas partidas y de empatarle otras tantas.


"....Una noche después de muchas copas y tras ganarle una partida de Ajedrez, ibamos en el coche de Gaby, su compañera de los últimos años, por las calles de la colonia Condesa. Nacho estaba convencido que en esa última partida yo había hecho tiempo con deliberación, mediante movimientos repetitivos y poco arriesgados, en espera de que se le cayera la banderita. Le aseguré que no, y de pronto, se puso furioso. Empezó a insultarme:
- ¡Te voy a partir la madre!
La disputa alcanzó tal punto que nos bajamos del auto en el cruce de Amsterdam y Michoacán, frente a un conocidísimo restaurante, y todavía no me explico como fue que finalmente no llegamos a los golpes.
Un Domingo por la noche, quince dias antes de su muerte, Nacho llegó  mi casa a jugar Ajedrez. Llevaba consigo un paquetito de jamón serrano. me di cuenta que estaba algo bebido y le pregunté si quería un Whisky.
- Sabes que si - contestó
Estuvimos jugando partida tras partida, mientras acabábamos con el jamón serrano y la botella de Chivas Regal, y eschuchábamos música de Piazzolla.
- Yo soy un borracho fino - decía mi amigo sin apartar los ojos del tablero.
 Esa noche estuvimos parejos, por lo que a una revancha seguía la otra y así sucesivamente. Como a las dos de la mañana, Susana mi mujer, que hacía un rato se había ido a dormir, se asomó por la puerta de la recamara y procuró hacernos entrar en razón:
-Armando tiene que levantarse temprano para llevar a Susy al colegio.
- Ya vamos a terminar - dijo Nacho, y luego dirigiéndose a mí - Va la última.
No era cierto y ambos lo sabíamos. A las tres, otra vez se asomó Susana para tratar de convencernos de que yá le paráramos, pero no fué sino hasta las cuatro y media cuando le dí un raid a Nacho. Todavía paramos en un  Seven Eleven cerca del parque España para comprar unas caribe coolers que nos tomamos en el auto. Desgranamos una interminable y errática conversación. Parece que hablamos de mujeres, ya eso de las seis le dije a mi amigo que ahora si debía irme, pero con gusto lo llevaría a su casa.
- No, déjame aquí. - dijo.
Por alguna razón tal vez no quería llegar a su casa esa madrugada, para entonces, vivía solo.
Nos dimos la mano y se bajó del coche. Arranqué.
No lo volvería a ver. "

"Los siete pecados capitales del ajedrez son:
1.Superficialidad,
2.Voracidad,
3.Pusilanimidad,
4.Inconsecuencia,
5.Dilapidación del tiempo,
6.Excesivo amor a la Paz y
7.Bloqueo".   ............Tartakower.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que buenas anécdotas tienes amigo!
deberías publicar más de este material, te lo agradecería mucho!!

Eres Jugador de ajedrez supongo, donde juegan??

Heriberto Carreón.