jueves, 9 de diciembre de 2010

EL JUEGO IMPOSIBLE.

El escritor mexicano Luis Ignacio Helguera fallecido a los cuarenta años, (1962-2003) cuando aùn yo me encontraba convaleciendo de una fractura de mi pierna izquierda dejò varios libros y textos inèditos. Algunos de ellos ya listos para ser publicados.
Un ejemplo es su libro pòstumo PEON AISLADO publicado por la UNAM/ pèrtiga (Mèxico 2006).
Los ensayos contenidos en este libro dan fè de la pasiòn que este autor siempre experimentò por el ajedrez, deporte en el que "...podrìa estar jugando horas y horas.." segùn afirmaba a sus compañeros de tablero en sus años vivos.

PEON AISLADO contiene siete ensayos que no fueron pensados para formar parte de un mismo volumen. Son ensayos sobre ajedrez, pero tambièn sobre literatura, que perfilan en sus pàginas el retrato de cuerpo entero de tres personajes singulares: El maestro Arreola ( recièn homenajeado en el aniversario de la UNAM ), El GM Carlos Torre ( genial ajedrecista yucateco que tuvo que abandonar pronto su brillantìsima carrera ) y el propio Luis Helguera.
Tres peones aislados y "tres raros" que se dan cita en el mismo tablero de palabras.
Arreola fuè el màs entusiasta del ajedrez: un apasionado que participaba en torneos y organizaba tertulias ajedrecìsticas en su pequeño departamento atiborrado de abrigos, capas y sombreros, y luego en su casa de rio Guadalquivir. Como Pacheco de haber sido su amanuense, El maestro Helguera se enorgullecìa modestamente de haber sido mandadero de Arreola ( algo parecido a mì cuando en el club organizamos partidas los viernes en la noche y a mi me toca ir por los tacos ), quien lo enviaba a la tienda de abarrotes a comprar botellas de Chablis. " Yo no puedo ir porque corro el riesgo de encontrarme con el poeta ( Octavio Paz , que vivìa a unas cuadras de allì ) y puede derivar todo en una verdadera tragedia para la literatura mexicana, porque ni èl ni yo dejamos que nos roben la palabra " , decìa.
Quien conociò a  Arreloa no podrìa olvidar sus gestos ni su manera de hablar, yo lo conocì por primera vez en la televisiòn allà por años setentas cuando mi papà sintonizaba el antiguo canal 13 para ver el programa de Saldaña`. Era un desfile de estrellas, luego venàn un programa con Arreola y luego otro de Maria Luisa " la china" Mendoza. Era apasionante escuchar a Arreola, seductor con su interlocutora ( si era mujer ), y muy paternal si el entrevistador era un joven. me apasionè desde joven a sus programas,sus entrevistas, libros y demàs escritos.
En una visita que Armando Alanìs le hizo a su casa pudo ver en su estudio un tablero de madera con las piezas dispuestas en una posiciòn de mate en tres con sacrificio de la dama. le comenta entonces que èl tambièn jugaba al ajedrez.
- Mis amigos que juegan Ajedrez son doblemente mis amigos - contesta.
Ahora leyendo PEON AISLADO, me entero que ese tablero, lo mismo que las piezas,  fuè fabricado por el mismo maestro Arreola.

Arreola llamaba Iñaki a Luis Ignacio, y no Nacho que le parecìa una palabra horrible, y en una partida hablada con èl, definiò al ajedrez como un "juego imposible".
Lo mismo pensaba de los grandes escritores. Segùn contaba una vez, establecìa una tajante divisiòn entre escritores posibles y escritores imposibles.

- Paz es un escritor posible- ,decìa - desdeñoso, aunque la verdad es que no..
No obstante sus divergencias estèticas y quizàs politicas, apreciaba muy bien al premio Nobel.
- Borges, en cambio es un escritor imposible, Juan Rulfo tambièn es un escritor imposible...

De pronto, le sobrevenìa al maestro un sobresalto de angustia..
-¿Y yo? - le preguntaba a Nacho Helguera con la mano en el pecho - ¿Soy un escritor posible o soy un escritor imposible?
- ! Maestro, usted ha escrito unos cuentos que son imposibles.!
- ¡ Ha bueno, me tranquilizas.!

Segùn diversos testimonios, como ajedrecista Arreola era atrevido, romàntico, amante del sacrificio, en busca siempre de la combinaciòn tan bella como arriesgada. por el Ajedrez, era capaz de dejar plantada a la mujer màs bella. Al mismo tiempo, le funcionaba tambièn para ahogar las derrotas amorosas , asi como un amplio abanico de terrores y de angustias. Era tan claustrofòbico como agorafòbico, buscaba refugio en el tablero de los sesenta y cuatro escaques.
 " En el Ajedrez los espacios han dejado de ser los angustiosamente cerrados o abiertos del mundo: dimensiòn aparte, son espacios de la inteligencia, la imaginaciòn, la intuiciòn, la belicidad civilizada, espacios de ese estilo artìstico, romàntico que gusta desplegar Arreola en sus partidas " escribìa Helguera.

A veces le iba bien y a veces mal. Jugando con Helguera - segùn cuenta - una tarde perdiò tres partidas y ganò solo una.


- Las tres partidas que jugamos hoy fueron anodinas, carentes de todo atractivo - comentò Arreola -  Sòlo una valiò la pena....

La ganada por èl, claro.

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