lunes, 13 de julio de 2009

LA MULATA DE CÓRDOBA.


I


Córdoba es una ciudad hermosa, edificada sobre un pequeño monticulo, que surge en medio de los cafetales, a los que prestan sombra protectora las anchas y verdes hojas de los plátanos.

Sus huertos son fértiles y fecundos de varias frutas, que materialmente doblan con sus peso a los árboles que las producen. Entre éstas son los delicados mangos de manila, y las aromáticas pomarrosas.

Su clima es cálido y húmedo, y durante Febrero,Marzo y Abril, el viento sur que sopla eleva la temperatura, mienras que en Octubre los nortes, con su cortejo de menudas lluvias la hacen descender.

Nuestra Ciudad fué fundada allá por los primeros años del siglo XVII.


II

Cuenta la tradición...que hace más de docientos años y en esta poética ciudad de Córdoba,vivió una célebre mujer,una joven que desde los 16 años ya era famosa por su belleza y que nunca envejecía a pesar de sus años.

Nadie sabía hija de quien era,pero todos la llamaban La Mulata.


Para la mayoría, la Mulata era una bruja,una hechicera, que había echo pacto con el diablo, quien la visitaba todas las noches pues muchos vecinos aseguraban que al pasar a las doce de la noche por su casa habian visto que por las rendijas de las ventanas y de las puertas salia una luz siniestra,como si por dentro un poderoso incendio devorara aquella habitación.
Se decía que ruidos horribles y gritos malditos se oían ya pasadas las primeras horas del dia.
Un Aire frío corría en toda la calle... nadie se acercaba a esas horas.

Otros decían que la habian visto volar por los tejados en forma de mujer,pero despidiendo de sus negros ojos, miradas satánicas y sonriendo diabólicamente con sus labios rojos y dientes blanquísimos. De ella además se referían prodigios.


Cuando apareció por la ciudad, los jóvenes prendados de su hermosura, se disputaban su corazón.

Pero a nadie correspondía, a todos rechazaba, y de ahí la creencia que el único dueño de sus encantos era el señor de las tinieblas que la poseía todas las noches del calendario.


Empero, aquella hermosa mujer siempre joven, frecuentaba los sacramentos,asistía a misa, hacía caridades, y todo aquél que imploraba su auxilio la tenía a su lado, en el umbral de la choza del pobre, lo mismo junto al lecho del moribundo.

Se decía que en todas partes estaba, en distintos puntos y a la misma hora. " tenía el don de la ubicuidad" escribe un escritor. Al mismo tiempo que se le veía en Mexico, se le veía en la tranquila Córdoba. Era común encontrarla en una caverna que en un cuarto de vecidad,sencillamente vestida, con aire vulgar, provocativa y sin revelar el mágico poder del que estaba dotada.




La supuesta hechicera también servía como hacedora de imposibles. Las muchachas sin novio, las jamonas pasaditas de años, los desempleados, militares retirados, médicos sin enfermos, abogados sin pleitos, escritores sin protocolo, jóvenes sin fortuna, todos acudían a ella y a todos dejaba contentos, hartos y satisfechos.

Su nombre era conocido en diferentes lugares de la Nueva España, por todas partes se hablaba de ella.

III

¿Que tiempo duró la fama de aquella mujer, prodigio en su época y leyenda en los futuros siglos?

Nadie lo sabe.

Lo que sí se asegura es que un día fué traida desde la villa de Córdoba a las sombrías cárceles del Santo Oficio en la Ciudad de México. Una noticia tan estupenda e increíble, sacada quien sabe de donde, desde los impenetrables secretos de la Inquisición y que fué causa de tantos chismes y diretes en todas las clases de la sociedad colonial.
Y entre los platicones de las tiendas del Parían se habló mucho de aquél suceso, que ni bruja, ni hechicera, ni cosa parecida, y que el haber caido en las garras del Santo Tribunal lo debía a la inmensa fortuna que tenía atesorada - diez grandes barriles de barro llenos de oro -.
Otros decían que además de esto, algún amante desairado la denunció por no haberle correspondido.


Pasaron los años, las habladurías se olvidaron, hasta que un día se supo que la mulata saldría en el próximo auto de fe, con vela verde y directo a la hoguera.



Pero el asombro creció cuando se supo que en forma de pájaro habia volado hasta Manila, burlando la vigilancia de sus carceleros...mas bien dicho, saliéndose enfrente de ellos.

¿ Cómo había sucedido ésto? ¿ que poder tenía aquélla mujer para dejar así con un plantón de narices a los respetables señores inquisidores?

Todos lo ignoraban. las más extrañas y absurdas explicaciones circularon por la ciudad. Que si hizo la señal de la cruz y cambió en forma de pájaro para salir volando de su cárcel, que si todo era obra del mismo Demonio con el que cada noche tenía bacanales en su misma celda....

Quién recordaba aquellas pláticas en las nocturnas tertulias, se le erizaba el vello de la espalda. Hubo otros maliciosos que decían que todo lo vence la carne. Y que los del Santo Oficio como mortales, también eran de carne y tenían deseos.

IV

Pero les puedo decir que yo sí sé la verdad de todos éstos hechos, y se las voy a contar...

Una vez, el carcelero penetró en el inmundo calabozo en que se encontraba la hechicera y se quedó maravillado al contemplar en una de las paredes, un navío dibujado con carbón por la Mulata, la cual le preguntó con tono de ironía:

_ ¿y dime tú mortal, que le falta a éste navío?

-¡Desgraciada mujer- contesto el interrogado-, si tuvieras temor de Dios, si te arrepintieras de tus faltas y enterraras tu pecaminoso pasado, si quisieras salvar tu alma del fuego del infierno, no estarías aquí y ahorrarías al Santo Oficio este juicio.! ¡A ése barco sólo le falta navegar! ¡Es perfecto!



-Pues si vuestra merced lo quiere, si en ello se empeña, navegará, y navegará muy lejos...

-¿Y Cómo? ¿A ver?

-Así- Dijo la Mulata.

Y ligera saltó al navío, y éste, lento al principio, y después rápido y a toda vela, desapareció con la hermosa mujer por uno de los rincones oscuros del calabozo.



LEYENDA COLONIAL MEXICANA.

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