sábado, 4 de julio de 2009

EL REY ARTURO Y YO.


—No temas —le dije una vez más, viendo sus ojos incrédulos

— tú podrás hacerlo. Sólo tienes que confiar.

Vengo del futuro y sé lo que te digo. Haz la prueba, sólo tienes que esperar diez minutos.

Arthur me miró con desconfianza, mientras el grupo de forajidos intentaba vencer la prueba, a cincuenta metros de nosotros.

—¡Ahora! —le ordené.

Y allá fue Arthur, a despegar la espada de una roca donde yo había colocado el maravilloso "Composite 4", un poderoso pegamento que vencía a los diez minutos.


Colaboración de Patricia Kieffer.

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