—No temas —le dije una vez más, viendo sus ojos incrédulos
— tú podrás hacerlo. Sólo tienes que confiar.
Vengo del futuro y sé lo que te digo. Haz la prueba, sólo tienes que esperar diez minutos.
Arthur me miró con desconfianza, mientras el grupo de forajidos intentaba vencer la prueba, a cincuenta metros de nosotros.
—¡Ahora! —le ordené.
Y allá fue Arthur, a despegar la espada de una roca donde yo había colocado el maravilloso "Composite 4", un poderoso pegamento que vencía a los diez minutos.
Colaboración de Patricia Kieffer.
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